23 de julio de 2009

No te resistas a probar los nuevos chokopulpitos!


Chokopulpitos...mmmmh ¡¡qué ricos!! Y hay que venderlos, ¡¡ya lo creo que sí!! ¡A quien sea y como sea! Pero...un segundo...¿¿quién nos vigila desde más allá de las profundidades cósmicas con mirada malévola?? ¿¿Qué quieren de nosotros?? ¿Acaso acusan a los inocentes pulpitos de algo sucio y miserable?


Pablo Llorens nos presenta una crítica al marketing que bombardea nuestras neuronas para tener conciencia de la publicidad y el poder que posee para captar almas, sin ningún pudor. En una sociedad en la que todo está a la venta solo hace falta carecer de escrúpulos para que la economía sonría a nuestro favor.
Este autor valenciano se dedicó desde muy joven a animar con plastilina. Uno de sus primeros cortometrajes, Caracol, col, col (1995) recibió el Premio Goya al Mejor Cortometraje de Animación. En 1999 rodó un largometraje empleando la misma técnica, Juego de niños. Su actividad se extendió también a la realización de musicales, series de animación para televisión (Doc Franky) y spots publicitarios para varias empresas (entre las que destaca Los García, campaña de introducción del euro en España). Creó su propio estudio de animación, Potens Plastianimation, en 2001. Y en 2005, obtuvo de nuevo el Goya al Mejor Cortometraje de Animación con El enigma del chico croqueta.
Su trabajo se caracteriza por una modelización de la plastilina muy cuidada y por mezclar a lo largo de sus obras la técnica de stop-motion con vídeo real.

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